Las páginas de historia de las tierras donde hoy se asienta la ciudad de Vigo y su comarca están escritas desde las primeras huellas del hombre en Galicia.
La Edad Media supone un parón en la evolución del pequeño núcleo galaico-romano. El decrecemiento de la actividad comercial tiene como consecuencia un abandono del lugar. Este declive comienza con la invasión de los pueblos germánicos. Tras la llegada de los suevos en el 411 y los godos en el 585 se producirá una fusión entre ellos y la población galaico-romana, el cual abandonará definitivamente el hábitat castreño.
De la mano de Martiño de Dumio tiene lugar a cristianización de Galicia, siendo la diócesis de Tui el principal centro de la organización territorial de la iglesia. Cabe señalar que no tenemos noticias que hablen de la integración del territorio de Vigo en esta diócesis.
En el 915 el rey Ordoño II concede al obispo de Lugo, Recaredo, el poblado y las tierras de Benevivere, siendo esta la primera noticia documental referente al territorio vigués. En el 1024 Alfonso V le concederá el citado territorio, con su iglesia y coto, al obispo compostelano.
El documento más antiguo que habla de la existencia de la propia ciudad de Vigo, es el del litigio que en el 1097 mantienen los vecinos de Canaledo y Vigo delante del juez Sandino Saganiz. También se conoce la existencia desde el inicio de la Edad Media de dos núcleos de población documentados ya en el siglo XI, el de Santa María y el de Santiago de Vigo, aunque este último no estaría en el lugar de la actual parroquia con este nombre, sino en la ladera del Monte Castro. El rey Fernando II, en el proceso de convertir a Tui en ciudad-fortaleza para la defensa del reino frente al vecino portugués, le hace entrega también de la iglesia de Santa María de Vigo con sus tierras.
Por otra parte, este mismo rey impulsa la implantación en la comarca del monasterio cisterciense de Melón otorgándole el realengo de Vigo a la abadía en el 1176. En el año 1234 comienza un pleito entre el arzobispo de Santiago y el monaterio de Melón por estas tierras, y en el siglo XIII la mitra compostelana inicia su presencia en Vigo. En este siglo la ciudad se ve elevada con la lírica del poeta Martín Códax y sus cantigas de amigo. En esta época pesca se entiende todavía como una actividad complementaria a la agrícola, de carácter depredatorio y no especializado. Gracias a la documentación del monasterio de Melón información sobre las actividades pesqueras de la época en la comarca de Vigo, conociéndose un puerto propiedad de este monasterio, el Chano dos Palames, dotado de mejores condiciones que las del arzobispo de Santiago en Vigo; los foros del Mosteiro de Melón hablan de tres especies, merluzas, sardinas y pulpos, presentadas en diversas formas: frescas, ahumadas o saladas.
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