As crises e o futuro

A finales de los años setenta una nueva crisis amarra en el sector pesquero gallego, a la caída de los rendimientos pesqueros se le une el encarecimiento del petróleo, y el factor más importante, la prolongación de la Zona Exclusiva Económica hasta las 200 millas, con el que las flotas de altura y gran altura son expulsadas o sometidas a fuertes restriccións en los caladeros tradicionales, como Terranova, Gran Sol o Marruecos. La entrada de España en la Unión Europea en 1986, con la concesión de competencias a esta para negociar acuerdos pesqueros con terceros países, tampoco contribuyó a aligerar la crisis en el sector.

La flexibilidad del sector pesquero gallego hizo que en los años ochenta la flota gallega había encontrado refugio en nuevos caladeros de Namibia y de las Malvinas, aunque pronto surgieron los problemos. El sector se reorientó entonces hacia aguas internacionales y la pesca de pescado de superficie como el pez espada, el de profundidad, como el alebote en Terranova. Aparecen entonces sociedades mixtas concentradas en países con importantes recursos de merluza como Argentina, Chile, Namibia o Marruecos.
La pesca costera.
La pesca de bajura y artesanal es la actividad principal de muchos puertos de Galicia. Esta flota trabaja con una gran variedad de artes para la captura de diversas especies, y emplea una gran cantidad de marineros y diferentes tipos de barcos, sin embargo fue la gran olvidada por la administración, por lo tanto, no se introdujeron los necesarios cambios tecnológicos, no se renovó la flota, que envejecía conservando las formas tradicionales y el saber hacer de los maestros carpinteros de la ribera, y los caladeros comenzaron a agotarse paulatinamente.

Contribuyó a esta decadencia el escaso control sobre mercados y precios y la falta de capitalización del propio sector. Desde finales del siglo XX las políticas de ordenación pesquera de la Xunta de Galicia y los Programas comunitarios de Orientación Plurianual propiciaron una renovación de la flota de bajura y artesanal. Dieron como resultado una renovación de la flota con menos unidades pero con mayor poder de pesca gracias a la incorporación de nuevas equipaciones tecnológicas, y más seguridad. La pesca artesanal constituye un elemento imprescindible para comprender la vinculación de los gallegos con el mar, debiendo ser ejemplo de desarrollo sostenible y de respeto por la naturaleza y el medio ambiente.