La riqueza biológica de la costa gallega fue durante siglos una fuente de recursos alimentarios y económicos para las poblaciones del litoral. En su origen se explotaba el mar recogiendo los recursos de la zona de la costa, y a medida que los avances técnicos favorecieron tanto la navegación como la pesca, su actividad se proyecta hacia el mar. Estos recursos más cercanos son el marisco, en especial bivalvos como la almeja y ostras, y el pulpo. Datan de la época castreña yacimientos arqueológicos con depósitos de conchas marinas que evidencian ya esta actividad marisquera. No pasa desapercibido el parque ostrícola, ideado por Mariano Paz Graels a imagen de los utilizados en Francia donde se crían las ostras con una serie de procedimientos, ayudando a la fijación de las larvas con una serie de colectores, establecimiento de zonas de cría y engorde protegidas del ataque de los depredadores, y una zona donde se estabulan los ejemplares para la venta.
Las necesidades de la industria conservera de encontrar una especie alternativa a la sardina hace que se desarrolle rápidamente esta industria en las décadas siguientes, aunque no tardó en cobrar importancia su consumo en fresco.
Actualmente, las bateas son estructuras cuadradas o rectangulares compuestas por vigas y pontones situados como un enrejado, sostenidas por boyas y fondeadas con un muerto de cemento. Las bateas están distribuidas por las rías en polígonos perfectamente delimitados y en la actualidad son más de 3.350, el 70% en la ría de Arousa, las que están en las rías gallegas formando parte de su fisonomía. La producción anual se sitúa alrededor de las 300.000 toneladas de mejillón, lo que representa el 95% de la producción española, el 40% de la producción europea y el 20% de la producción mundial.
El pulpo es una de las especies más demandadas por la tradicional gastronomía gallega. Aunque se vinculara tradicionalmente al consumo familiar y con la pesca artesanal de bajura ya desde la Edad Media, con la aparición de la flota congeladora en la segunda mitad del siglo XX, el pulpo se elige como alternativa a la merluza en los caladeros, primero en el banco Canario-Sahariano, y después en el de Boston —St. Georges Bank— y en el de las Malvinas.
Otro de los mariscos gallegos más apreciados y demandados en Galicia es el percebe. La escasez y el peligro que supone su captura lo convierten en un producto de elevados precios.
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