Comercialización

La máquina de vapor

A finales del siglo XIX llegaba la máquina de vapor. Este gran avance técnico supuso un cambio importante en la industria de la pesca. Los barcos pasaron de la propulsión eólica de vela, a la propulsión a hélice; este hecho, junto con la aparición del casco de acero, propician el mayor adelanto técnico en la pesca que se había dado en siglos, permitiendo trabajar con artes más grandes y un mayor poder de pesca; esto hace que, junto a un mayor acceso a los bancos de pesca tradicionales, aumente la disponibilidad de recursos a explotar, por el aumento del radio de acción de la flota hacia nuevos caladeros.

El consecuente crecimiento de la joven flota pesquera a vapor en este período generó una importante demanda de embarcaciones, de construcción, de reparación de las máquinas y de hielo para la conservación de la pesca, especialmente en la ría de Vigo. En los primeros tiempos, estos barcos llevaban máquinas procedentes de Inglaterra, pero poco a poco fueron apareciendo algunos talleres mecánicos gallegos que las reparaban y, en algunos, las hacían nuevas, desarrollando este pequeño sector.

Los cambios tecnológicos afectaron a la comercialización y distribución de los productos pesqueros. La generalización del consumo en fresco de las especies consideradas nobles, como la merluza, desarrolló una logística tanto de manipulación como de venta y transporte donde el ahorro de tiempo era clave.

La aparición del ferrocarril en Galicia —llegaba a Coruña en 1883 y a Vigo en 1885— trajo como consecuencia el aumento de la demanda para abastecer el importante mercado nacional de la meseta a través de los dos puertos. La merluza, conservada en hielo, comenzó a llegar al interior peninsular en condiciones aptas para su consumo, y enseguida se convirtió en uno de los alimentos más apreciados en las mesas de los españoles. A partir de los años 20 se empieza a distribuir el pescado fresco en camiones, lo que permitía la llegada del producto a un mayor número de poblaciones y con un horario más flexible que el de los trenes.

La introducción del vapor no supuso en principio un cambio en las artes de pesca, hasta principios del siglo XX fue el palangre cebado con sardina el método tradicional. El aumento de la demanda de merluza, con el consecuente aumento de precios, y la presencia de vapores extranjeros trabajando en las aguas gallegas, estimulan la difusión de las artes de arrastre en Galicia, llegando a ser la primera zona española en flota de arrastre, y Bouzas el puerto líder peninsular.


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